Testimonio de una madre San Agustín

Micaela Gorosito, mamá de Tiago Gonella

 

San Agustín representa compañerismo, esfuerzo y mucho aprendizaje a través del juego para mi hijo Tiago, tanto dentro como fuera de la cancha. Se convirtió en una parte importante de su vida. A sus 14 años disfruta mucho de practicar un deporte, en este caso rugby inclusivo. Eso es muy importante para él y para toda mi familia, porque encontramos un lugar único que necesitábamos mucho, principalmente desde que a los 5 años le diagnosticaron Trastorno Generalizado del desarrollo (TGD).

                                                     

Como madre me gustan mucho los viernes porque es el día que vamos a San Agustín. Disfruto mucho de ver a Tiago jugar, practicar y sonreír cuando ve a los profesores. Y amo verlo cuando juega, cuando les da el abrazo de despedida y participa de la ronda, que es el momento cuando los chicos expresan lo que sienten o bailan. Esa es mi parte favorita del entrenamiento. Y él dice que lo que más le gusta es el “partidito”.

A San Agustín llegamos en 2022 luego de una charla que tuvimos en el colegio de Tiago sobre el deporte. En ese momento él no practicaba deporte porque le costaba interactuar con chicos de su edad. Y cuando una de las profes nos contó de este proyecto inclusivo decidimos ir.

En los primeros entrenamientos a Tiago le costó adaptarse porque nunca había estado con tantos chicos. Pero me acuerdo que después de una de las primeras prácticas llegamos a mi casa y me preguntó cuándo iba a volver. Ahí me di cuenta de que le gustó mucho.

                                                     

Siento que San Agustín es un lugar donde Tiago puede estar cómodo y siente que puede hacer lo que le gusta y disfruta con sus compañeros y profes. Y toda mi familia es feliz al verlo jugar y reírse de sus caídas cuando intenta hacer un try.

Los entrenamientos generaron muchos cambios positivos en Tiago. Uno de ellos es verlo abrazarse con sus compañeros y profesores. Ese es un paso gigante porque le costaba expresarse. Además, vemos y percibimos que siente que puede lograr las metas que se propone, que puede viajar sin nosotros, que vive experiencias… Puede estar lejos mio, y ese era uno de mis mayores miedos como mamá. Puede hacer eso y mucho más.

Yo agradezco haber encontrado a San Agustín. Es un equipo lleno de profesores y compañeros excelentes. Es un lugar que nos hace muy feliz y nos enseña día a día que nunca hay que quedarse con los miedos. Nos muestra que las cosas se pueden lograr. Eso es lo que San Agustín le da a mi familia. Nos demuestra que no hay que bajar los brazos.

 

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